Julio-Septiembre 2005 24
ISSN 1317-987X
 
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Artículos
 



Microbiología
La Microbiología actualizada en Enfermedades Emergentes y Re-emergentes (Parte II)

Infecciones Parasitarias

Las parasitosis revisten un problema de salud pública significativo sobretodo en países tropicales. Estas infecciones son favorecidas por condiciones de insalubridad, pobreza, desnutrición y poco conocimiento sobre los mecanismos de transmisión de las mismas.

Leishmaniosis

Aproximadamente, 350 millones de personas distribuidas en 88 países están sometidas a condiciones de endemicidad. Las manifestaciones clínicas, ya sean cutáneas o viscerales, constituyen problemas en el diagnóstico, pues estas se asemejan a las de otras enfermedades infecciosas y linfoproliferativas.

Actualmente, la leishmaniosis visceral evoluciona con una alta rata de mortalidad en pacientes inmunosuprimidos por diversas causas, particularmente en personas con co-infección VIH/SIDA. Para su diagnóstico, se ha determinado que las pruebas serógicas son de gran importancia en el diagnóstico de esta enfermedad, gracias a su alta sensibilidad especificidad (489).

Su patogénesis es debido a la reacción inflamatoria tisular como expresión de la liberación de citocinas por los leucocitos polimorfonucleares (490-493).

Enfermedad de Chagas

Es una infección frecuente en Latinoamérica y constituye un problema de salud pública en al menos 8 países de esta región, afectando a millones de personas. Estudios seroepidemiológicos llevados a cabo en México han permitido evidenciarla hasta en el 1,5 por ciento en donadores de sangre.

En su patogénesis está implicada la enzima metaloproteasa gp63, que es producida por este parásito durante todas las fases de su ciclo vital. Dicha enzima causa un efecto deletéreo crónico en las personas infectadas.

Para su diagnóstico, se emplean pruebas cutáneas, estudios directos de gota gruesa e indirectos como el xenodiagnóstico, así como pruebas inmunoserológicas, entre ellas la reacción de fijación de complemento, la reacción de hemoaglutinación indirecta, la reacción indirecta de anticuerpos fluorescentes, la prueba de ELISA, y el diagnóstico molecular mediante la RCP y los estudios histopatológicos (494-498).

Para su control, Benítez y colaboradores realizaron un estudio sobre los programas de prevención de esta enfermedad en Venezuela, llegando a la conclusión de que la participación de la comunidad conjuntamente con el empleo de benznidazole han contribuido a la disminución de la casuística (499).

Malaria

Es una enfermedad infecciosa aguda y crónica con una amplia gama de expresiones clínicas según la especie infectante, con mayor incidencia en países tropicales. El parásito que la causa está relacionado a un grupo complejo de factores biológicos, sociales y ecológicos.

Existen cuatro especies de Plasmodium capaces de infectar al ser humano. La distribución de dichas especies depende de las condiciones ecológicas y el vector transmisor de la infección, los cuales varían según las diferentes áreas geográficas investigadas.

En la patogénesis de la infección, las toxinas del parásito estimula la secreción de citotoxinas por las células periféricas y del endotelio con su subsecuente daño hemolítico e inflamatorio.

Estudios recientes realizados específicamente sobre Plasmodium falciparum sugieren que la composición genética del sistema de histocompatibilidad en cada individuo puede predeterminar la severidad de la infección por dicho parásito.

Para su diagnóstico, se utiliza la observación del parásito mediante la prueba de la gota gruesa así como el extendido sanguíneo bajo la tinción de Giemsa. La efectividad de estas pruebas es directamente proporcional a la cantidad de parásitos presentes en la sangre. En el caso del Plasmodium falciparum, se disponen actualmente de kits que pueden determinar su presencia aún si existe baja parasitemia.

Un método de detección con una alta sensibilidad y especificidad es el estudio molecular a través de la RCP, el cual permite amplificar la secuencia específica del ARNr para todas las especies que afectan al ser humano, sin importar sus niveles cuantitativos en sangre. La utilidad de esta prueba no se limita solamente al diagnóstico de la infección, sino que puede ser empleada para determinar epidemiológicamente las cepas predominantes para regiones geográficas específicas, así como la composición genómica asociada a la resistencia manifestada por las diferentes especies de este parásito a los tratamientos disponibles. La resistencia a la terapéutica utilizada es un problema actual en todos los países afectados y es una expresión de mutaciones a nivel genómico (500-515).

Toxoplasmosis

Es una parasitosis cosmopolita y probablemente la infección protozoaria más frecuente en el ser humano. La toxoplasmosis está relacionada a procesos de zoonosis por infecciones en felinos y es transmitida por vía oral, transplacentaria y por trasplante de órganos portadores de la infección. Estas infecciones son de difícil diagnóstico, ya que en la mayoría de los casos los síntomas son inespecíficos.

Para su diagnóstico, se utilizan exámenes directos para comprobar la presencia del parásito en diferentes muestras biológicas, el cual se pone en evidencia por la coloración de Giemsa. También se emplean cultivos celulares en embriones de pollo, células Hela y fibroblastos humanos, inoculación peritoneal en ratones, métodos inmunohistoquímicos, análisis de biopsias y necropsias.

Las pruebas inmunológicas son las más utilizadas para detectar los casos de toxoplasmosis en general. En estas, se determina la respuesta celular bajo intradermoreacción y estudios de evaluación de la respuesta humoral por variadas técnicas. Entre estas últimas se incluyen la sero-reacción cromática, la reacción de Sabin y Feldman, la inmunofluorescencia indirecta, la aglutinación directa, aglutinación pasiva con latex, reacción de hemaglutinación indirecta, reacción de fijación de complemento, métodos de sonda oro/plata, immunoblotting, ELISA, Igm-ISAGA, DS-IgM-ELISA y ELISA-Avidez-IgG.

Conjuntamente con la evaluación clínica del paciente, la determinación de la IgG permite ubicar al paciente en una infección aguda o crónica en la mayoría de los casos (71,516,517).

Amibiasis (Amebiosis)

En el diagnóstico de la amibiasis se utiliza la serología para las amebas (serodiagnóstico) y la determinación del antígeno IgI que puede estar presente aun en pacientes asintomáticos (518).
 
Amibas de vida libre

Desde 1974, se reconoce la capacidad de Acanthamoeba sp y Naegleria fowleri para producir úlceras corneales y desde hace una década, a Balamuthia mandrillaris como agente de encfalitis granulomatosa cuando se dan las condiciones epidemiológicas y ecológicas para facilitar las infecciones. Su diagnóstico se realiza mediante procedimientos de examen directo, inducción del flagelado, cultivo en medio bifásico y la RCP (519-521).

Debido a la evasión de variados microorganismos a la acción fagocítica de las amebas, estos son internalizados dentro de las mismas. Esta propiedad hace que las amebas se comporten como un caballo de Troya, permitiendo el desarrollo de diferentes procesos infecciosos. Entre dichos microorganismos se encuentran Bosea sp, Sinkania negevensis, Parachlamydia acanthamoebeae, Legionella u organismos que se le parezcan y virus gigantes tales como los Mimivirus (9). El tratamiento de la infección del sistema nervioso central es dificil, requiere combinaciones farmacológicas y medidas de soporte y, tiene éxito en pocas oportunidades (522).

Infecciones por Coccidios

Son infecciones emergentes cosmopolitas relacionadas a estados de inmunosupresión celular con expresión clínica de síndrome diarréico y estado de emaciación que llevan a un síndrome de desgaste. En ocasiones, los coccidios ocasionan infecciones diseminadas, desde compromiso ocular hasta procesos de hepatitis, neumonía, infección del sistema nervioso central. Son varias las especies implicadas, predominando las infecciones por Cryptosporidium sp y Encephalitozoon sp, entre otras.

Para su diagnóstico, se utiliza la tinción de Kinyoun modificada y otros métodos análogos. También se emplean los estudios histopatológicos y actualmente la RCP. Esta última permite determinar si existe la coinfección de varios de sus serotipos (523,524).

Giardiasis (Giardiosis)

Las infecciones ocasionadas por estos protozoarios son un problema de salud pública a nivel mundial, siendo favorecidas por condiciones de insalubridad, desnutrición y desconocimiento de sus mecanismos de transmisión en la comunidad. Su persistencia y reactivación están asociadas a déficits inmunitarios humorales, tales como la disminución de la inmunoglobulina A secretoria a nivel de la mucosa intestinal.

Ramírez y colaboradores encontraron una prevalencia en México de esta parasitosis del 27,2 por ciento en niños menores de 5 años y del 13 por ciento en niños entre 6 y 11 años. Adicionalmente, todos estos niños presentaban síndrome anémico (525).

Infecciones por Strongyloides stercolaris

Este parásito ocasiona enfermedad crónica en aproximadamente 70 millones de personas en el mundo. La mayoría de las veces esta infección no presenta sintomatología alguna. Sin embargo, en ocasiones puede presentarse con síndrome diarréico y expresiones clínicas de malabsorción intestinal, al igual que la giardiosis. En algunos casos, la infección puede reactivarse hasta 30 años después de su tratamiento inicial.

Actualmente, la rata de mortalidad es elevada en pacientes inmunosuprimidos por causas diferentes a la nfección por el VIH, evolucionando con el llamado síndrome de hiperinfección, el cual ocurre debido al uso de esteroides, pues al metabolizarse se producen metabolitos que estimulan la motilidad del parásito.

En ocasiones, dichos parásitos se comportan como caballos de Troya, llevando enterobacterias adheridas a su superficie. Esta situación conlleva a infecciones variadas tales como la meningitis mixta (526,527).

Infección por Filarias (Oncocercosis)

Esta infección, conocidas comúnmente como ceguera del río, evolucionan además con problemas de linfangitis que pueden culminar en elefantiasis e hidrocele, entre otras. Actualmente, se ha encontrado una relación simbiótica entre las filarias y la bacteria Wolbachia. Esta relación parece garantizar la supervivencia a largo plazo de este parásito. El uso de antibióticos tales como la doxiclina en el tratamiento de estas infecciones luce prometedor, pues al eliminar esta bacteria, se reducen las oportunidades para la filaria de completar su ciclo vital, mejorando así el pronóstico de los pacientes parasitados (528).

 



Continua: Misceláneos

Introducción
Infecciones Respiratorias
Infecciones Diarreicas
Infecciones Hemorrágicas
Infecciones Nosocomiales
Infecciones por Estreptococos
Infecciones Micóticas
Infecciones Parasitarias
Misceláneos
Situaciones Especiales
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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